La memorización en el proceso de aprendizaje
¿Es necesaria la memorización en la escuela?, ¿Casa con una educación por competencias?, ¿Si fuera necesaria, por qué hay que memorizar los contenidos?, ¿Cuáles sí y cuáles no?
Estas y muchas más preguntas surgen cuando intentamos reflexionar sobre la necesidad de memorizar unos contenidos o no, debate que se intensifica en la actualidad, ya que trabajamos por competencias y los roles de docente y alumno han cambiado en referencia a décadas anteriores. A partir de algunas consultas y mi opinión intentaré reflexionar y dar respuesta a las preguntas anteriores, de una forma sintetizada.
Primero me gustaría diferenciar dos conceptos: memoria y memorizar. En esta entrada haremos referencia al segundo concepto, ya que la memoria, entendida como memoria de trabajo, es un pilar fundamental para que exista aprendizaje. Aún así, existe una estrecha relación entre los dos términos, ya que para que haya memoria de trabajo necesitamos retener unos datos o conocimientos en nuestra mente, ya sea a corto plazo o a largo plazo, para poder crear esquemas de conocimiento y poder relacionar conceptos, siguiendo así un enfoque constructivista.
Para poder desarrollar las competencias básicas es necesario trabajar contenidos académicos que, en ciertos casos, son necesarios memorizar. Por ejemplo, los fonemas y su representación, como suenan las diferentes combinaciones de fonemas, tablas de multiplicar, algoritmos matemáticos, etc. La memorización de estos conocimientos permite al alumnado aligerar y profundizar en su proceso de aprendizaje, ya que habrán conseguido automatizar algunos de los procesos y conceptos que van a ser útiles para futuros aprendizajes y que facilitan la progresión del aprendizaje.
En cualquier caso, se debería huir de memorizar unos contenidos para luego “vomitarlos” en un examen y nunca más utilizarlos. Aquellos conocimientos que deban memorizar los estudiantes tienen que servir para desarrollar las competencias básicas y para llevarlos a la práctica en contextos significativos y cercanos a la realidad de nuestro alumnado. Además, como docentes tenemos que facilitar estrategias de memorización, ya que en edades tempranas no se dispone de estos recursos y el proceso de memorizar contenidos puede ser muy tedioso y frustrante.
Al final, quién decide qué conocimientos se deben memorizar es el docente a partir de su visión del mundo y sus experiencias. Es común que profesores discrepen en estos contenidos según los conocimientos que necesita el maestro para solucionar sus problemas del día a día. Por ejemplo, un maestro de matemáticas verá importancia en la memorización de las tablas de multiplicar, mientras que uno de geografía la verá en la memorización de las capitales de país.
En conclusión, memorizar puede ser una tarea tediosa, pero a veces necesaria. Aquellos conocimientos que vamos a exigir su memorización deberían de ser útiles para que el alumnado pueda progresar en su aprendizaje. En todo caso, creo que se deberían presentar los conocimientos mediante metodologías y actividades motivadoras y contextualizadas que generen interés e impacto en el alumnado para aumentar su implicación en el proceso de aprendizaje y puedan descubrir la aplicación real de aquello que memorizan.
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