Hablemos de política

¿Deberíamos hablar de política en las aulas?

Hace tiempo que quería hablar sobre este tema en el blog, pero en mi opinión, no había reflexionado debidamente si es importante o no hablar de política en las aulas. Después de que #eduhora242 se haya dedicado justamente a este tema y tomándomelo como una señal, quiero compartir el por qué creo que sí es importante hablar de política en clase y cómo pienso que debería hacerse.

Seguro que este es un tema que docentes de todo el estado se han preguntado alguna vez, y sobre todo durante estos últimos años de convulsión política en los que se han juzgado a maestros y maestras por adoctrinamiento en aulas catalanas. Noticias relacionadas con el Open Arms, atentados de Barcelona y Cambrils, violencia de género, el referéndum del 1 de octubre, la protección del medio ambiente, el aborto, la incapacidad de llegar a acuerdos entre políticos o la eutanasia, son temas de actualidad que deberían poder ser hablados en las aulas sin miedo a que los docentes sean represaliados ni juzgados por el estado.

Lo primero que tenemos que saber son los dos significados que podemos otorgar al concepto de política. El primero y el que nos interesa es “la política entendida como actividad y compromiso ciudadano con el conocimiento e involucramiento en los problemas de la sociedad”(José Luís Lens). El segundo, del cual sí deberíamos huir, es la política partidaria como la política profesional que hace referencia a los diversos partidos y elecciones.

Es importante que entendamos que la escuela es una institución política y que es muy difícil, por no decir imposible, ser neutrales. Aunque no hagamos públicas nuestras ideas, mediante el currículum oculto, las relaciones informales y aquello que hacemos, de manera inconsciente estamos transmitiendo una manera de pensar. Esto es un hecho que hay que tener presente. Ahora bien, no significa que podamos inculcar nuestra manera de pensar al alumnado porqué entonces sí que estaremos adoctrinando, aunque la línea que separa lo que es adoctrinar y lo que no lo es, es muy difusa.

Nuestro objetivo como maestros y maestras es formar a ciudadanos que puedan vivir en la sociedad actual y que tengan las herramientas para cambiarla según las necesidades futuras. Por ello, no podemos aislar la escuela de una política que se encuentra en todas las instituciones y organizaciones del país, incluyendo la misma escuela. El alumnado, estando en la escuela y habiéndose creado un espacio y clima de confianza tiene el derecho de saber qué es lo que está pasando a su alrededor, de la manera más objetiva y neutral posible adaptando la información a su etapa evolutiva. Además de expresar sus pensamientos, opiniones y sentimientos sabiendo que está protegido y siempre será respetado.

No existe mejor manera que los niños y niñas aprendan a reflexionar, a pensar, a argumentar, a respetar, a empatizar y a dialogar. Es decir, desarrollar un pensamiento crítico utilizando temas de actualidad que seguramente, contrario a lo que piensan muchos adultos, les preocupan e inquietan.

El debate debe ser una herramienta para tratar estos temas. Un debate que sean los alumnos y alumnas quienes lo dirijan y que el docente tenga la capacidad de intervenir cuando sea conveniente: cuando el tema empiece a desviarse o cuando se falte el respeto a una persona o a una idea. Así entenderemos que las ideas, por muy alejadas y opuestas que sean entre diferentes personas, deben ser escuchadas y tienen que ser respetadas. En ningún caso es necesario que el alumnado tome partido. Recordemos que estamos favoreciendo una ciudadanía politizada pero no partidizada creando un conflicto cognitivo propio de la primera definición y en ausencia en las ideologías.

Si negamos el diálogo y el debate podemos acabar adoctrinando y dogmatizando, eliminando la autonomía del niño y la capacidad de pensar por sí mismo imponiendo la unilateralidad y el pensamiento único.

Otra herramienta, que nos ayudará a romper este dogmatismo es la pregunta. El docente debe saber qué tipo de preguntas realizar. Tienen que ser abiertas y que permitan al alumnado dudar y reflexionar sobre cuestiones que puedan concebir como inamovibles.

Ahora bien, ¿Y si nuestros alumnos nos preguntan sobre qué pensamos nosotros?, ¿deberíamos exponer nuestra opinión? Esta es una cuestión más delicada de abordar. Desde mi punto de vista creo que no es malo que el docente se posicione siempre que quede claro que su verdad no tiene porque ser la de los demás y que todas las opiniones son acogidas y respetadas. De hecho, somos ciudadanos con opiniones propias y expresarlas hace que los alumnos vean al docente como una persona normal con sus propias ideas y que no tiene ninguna necesidad de imponerlas a las demás personas.

Cuando hablemos de política tenemos que dar mucha importancia a saber elegir las fuentes de información adecuadas. Entender que se expresaran unos mismos hechos de una forma u otra dependiendo de la ideología con la cual se identifican. Por ello tenemos que consultar diversos medios para poder tener una visión lo más objetiva posible. Analizar todo lo que leemos y contrastar las fuentes serán 2 herramientas esenciales para lograr discernir lo que es verídico de lo que no.

En mi opinión, antes de abordar temas políticos, el alumnado debe haber trabajado previamente el respeto a las opiniones, a argumentar, dialogar y empatizar. Solo con esto aprendido crearemos situaciones enriquecedoras de aprendizaje mediante el discurso y el debate.

Me ha alegrado ver como docentes de todo el estado comparten más o menos esta opinión. Hablar de política siempre nos ha resultado muy difícil entre adultos y si no somos capaces de debatir entre nosotros correctamente, difícilmente podremos traspasarlo a los niños y niñas de nuestro colegio. Hagamos el esfuerzo de aprender a dialogar y llegar a acuerdos y quizá en un futuro no tendremos que ser gobernados por personas que jamás lo han intentado, aunque su único trabajo sea ese.

Recomiendo buscar en Twitter la etiqueta #eduhora242 para ver todos los tuits que se han publicado hablando sobre este tema. Ampliar los puntos de mira siempre es bueno.

Para acabar, recomendar el libro “La Educación es Política” de Jaume Carbonell. Un libro que a partir de acontecimientos muy recientes como los atentados de Barcelona y Cambrils o el referéndum de Catalunya nos explica lo importante que es hablar de política en la escuela.

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